Ayer volvía a mi casa, proveniente del centro. A la vuelta de mi domicilio, hay un salón de una mutual que se usa los fines de semana para fiestas de pibes y cosas por el estilo. Volvía yo, inmerso en mis meditabundas dilucidaciones sobre el mundo, y justo cuando iba a llegar a dicho salón, sale un niño de adentro del mismo.
No debe de haber pasado los 9 años; era flaquito, con peinado a lo Jim Carrey en Dumb&Dumber, y llevaba en su mano izquierdo un importante manojo de globos, blancos y negros. Estaba solo, no había ningún mayor detrás suyo.
Cuando paso a su lado, el pibito ve la oportunidad de su vida (obviamente, me tiene que haber calado la cara de gil) y me dice, con tono canchero y refiriéndose a los globos: "Te los vendo a 5.000 pesos". Yo sonreí; la verdad, me agarró desprevenido. "Mmmh, tan caro? te parece?" le contesto yo. "Bueno... te los dejo a 10 centavos". Ante semejante oferta, y viendo la carita de feliz cumpleaños del pequeño, saqué una moneda de 10 que me habían dado de vuelto en un negocio, y le compré los globos. Yo obtuve un manojo de unos diez globos de decoración; el pibe, 10 centavos y la satisfacción de haber cagado a un boludo que pasó caminando por la puerta del salón...
