lunes, octubre 30, 2006

Un personaje más que interesante

Siempre me gustaron los personajes. Las peliculas, las series, etc. por mas buenos que sean sus guiones, siempre preferí los personajes. Si me dan a elegir, toda la vida me quedo con una buena actuación antes que con una buena película (si las opciones son excluyentes, obvio). Me encanta una buena actuación, disfruto las expresiones, las gesticulaciones y las interpretaciones de los buenos actores.
Pero como suele pasar: la realidad supera a la ficción.
Me estaba acordando hoy de un personaje mas que interesante que conoci hace poco mas de un año, estando de viaje con unos amigos. Entre estos amigos, estaban dos: Augusto y Juan Ignacio (los nombro porque si no, se enojan; sobre todo el segundo...).
Fuimos a un lugar del interior de este maravilloso y extravagante lugar que es Entre Ríos (cuna de Pequeño Nietzsche), en razón de un congreso. Estando en una de las instancias de este encuentro, decidimos salir un momento del salón donde estábamos, para descansar y tomar algo de aire. Augusto había salido un rato antes, y lo encontramos afuera. El personaje al que me refería merodeaba la zona, pero nosotros no lo conociamos aún.
Cuando encontramos a Augusto, nos contó que habia andado recorriendo el lugar donde estabamos (una facultad), pero no terminó de contarnos bien, porque fue interrumpido por la llegada de alguien. Era el personaje.
Una mujer, de unos 50 años largos, pelo encanecido y baja estatura. La piel era arrugada, los ojos levemente salidos y sus ropas bastante deshilachadas. Se acercó a nosotros, que estabamos reunidos en rondita, eramos unos 5 o 6. Se acercó, como si nada, nos preguntó algo que no me acuerdo, y ante la poca bola que le dimos, al ratito se fue de nuevo a merodear por ahi. Nos miraba, de lejos. A nosotros nos pareció un poco raro, pero seguimos hablando lo más bien. Al rato se va, y vuelve un par de minutos después, con un cigarrillo en la mano. Se acerca a nosotros, de nuevo, a pedir fuego. Uno de mis amigos le da el encendedor, la mujer prende el cigarrillo y da la primer pitada. Agradece mientras devuelve el encendedor.
El resto de nosotros, no le prestamos atención a la mujer. No por malos, no teniamos nada de que hablar con ella. Hasta que la mujer prorrumpe por sobre las voces, en medio del circulo de personas, diciendo "La verdad, yo no fumo... era para que me den un poco de bola, nomas".
Silencio. No sabiamos que decir. Algunos aguantaron la risa, otros sonrieron. Su tono de voz era parco, un poco carrasposo. "Es que ustedes estan en grupo, son todos amigos, por eso... no hablan conmigo. El unico que me dio bola, y que me llevo a recorrer la facultad fue este chico". Lo señala a mi amigo Augusto. Ahi si que todos nos empezamos a reir. Incluyendo a la señora, que también empezó a reir con una risa estruendosa, macabra, confusa. A la señora le faltaban no solo varios jugadores, sino tambien el ayudante de campo, el director tecnico, el referi, el lineman y media hinchada de boca en un superclásico. Resultó que el rato que mi amigo estuvo fuera del salon, sin nosotros, habia estado dando vueltas con este personaje. Despues nos contó que la vieja le hablaba sin parar, que decia incongruencias, y cosas asi.
La señora se quedó ahi, hasta que nos empezamos a dispersar, algunos entramos de nuevo al lugar de las conferencias, otros se fueron para otros lugares de la facultad. La señora siguió ahi, por los pasillos, preguntándole a la gente qué hacia, de donde venia, si tenian novio y preguntas por el estilo. A la legua se daba cuenta uno que no tenía todos los patitos en fila. Un personaje más que interesante.