miércoles, diciembre 27, 2006

"A" : Alba


"ALBA: f. amanecer. f. Primera luz del día antes de salir el Sol. " (Real Academia Española)

¿Qué mejor manera de comenzar, que hablando del alba? Y es que ella es, como bien dice el diccionario, la primera luz... Es la promesa, es la esperanza. Es eso que nos anticipa lo que viene, es ese destello que vemos antes de que comience todo. Cada cosa que hacemos, las decisiones que tomamos, los proyectos que emprendemos, todo tiene un primer momento, un brotecito de inseguridad, no "no-saber-qué-va-a-pasar". Ahí, cuando nuestra seguridad flaquea y busca apoyo, ahi es donde tenemos que afinar la vista y encontrar el alba, encontrar la punta del hilo que Ariadna nos dejó para saber que la luz está por llegar. Es la previa, lo que nos dejan ver del espectáculo. Hagamos un ejercicio mental; recordemos cada uno el alba. Pensemos en esa que divisamos aquella mañana en que nos quedamos en algún lado hasta el amanecer, esa que vimos asomarse casi pidiendo permiso por el horizonte. Pensemos en esa claridad que se filtra por alguna ventana de la casa, cuando volvemos tarde de algún lado y entramos despacito en casa. Pensemos en ese destello que nos sorprendió cuando estábamos jugando al amor con esa persona que tanto queríamos. Todos esos sentimientos, mezclados con el factor sorpresa. La belleza y la satisfacción. Una unión de asombro y alegría. Pensemos, recordemos. Y desafío a cualquiera a decirme que en ese momento, en ese destello que ahora recuerda, en esa mañana que lo sorprendió, no se sintió desbordado. Esa mañana, ese alba que ahora piensa, ese es el que más recuerda, porque es el más hermoso. Kant decia que existe lo bello, que es aquello que nos despierta sensaciones por su armonía y atracción visual, y existe lo sublime, que es lo que nos desborda, lo que sentimos muy hondo dentro nuestro, produciendo una sensación de pequeñez y humildad obligada en nuestro interior. Esa sensación, de rendirse ante lo sublime, es lo que produce el alba más hermosa de nuestras vidas. Y ahora los vuelvo a desafiar: diganme acaso que en ese momento, en esa mañana que ahora recuerdan, no tuvieron ganas de que ese momento no termine nunca. Quisieron que esa visión permanezca, que ese beso dure una eternidad, que esa luz naranja nunca pare de brillar allá lejos, tan hermosa. Pero el alba es eso: es la belleza del momento, la esperanza que pronto pasa y se convierte en luz, en realidad. El alba es tranquilidad que se convierte luego en acción efectivizada. La promesa, que ojalá fuera eterna, no nos compele a nada. La esperanza es el recreo que nos permite tomarnos todo el tiempo para descansar, para disfrutar. Ese alba que ahora tenés en la conciencia y que estás degustando de nuevo, ese momento para vos fue mágico, fue tranquilo (a veces de manera que no podés comprender; tranquilo aunque hayas estado mal, tranquilo aunque hayas estado solo o con mucha gente... fue tranquilo porque estabas en tierras de la promesa que todavía no llegó). Luego viene la mañana. El naranja se va convirtiendo en un hermoso dorado de sol, y ese sol es la realidad que viene a reemplazar a la expectativa. Y como toda realidad, limita nuestras esperanzas. El recreo terminó, el descanso ya no es tal, y tenemos que movernos. Movernos hacia algo, volver a hacer rodar la rueda de la voluntad que siempre está deseando y nunca para a reponer aire en la satisfacción. La concupiscencia, el querer que nunca se puede calmar, la sed que no puede ser saciada. Esa rueda que nos tira hacia la infelicidad, solo se detiene en la esperanza. En la imaginación, en el deseo de paz. En la aurora, en ese momento híbrido en el cual nuestra voluntad, más que volar, planea. Tranquila, se expande buscando el placer del momento, el placer de que esa situación sublime nunca pase. La aurora quiere paz. Nuestra voluntad se aquieta, por única vez en el día, de alguna manera permitiendonos una tregua en la constante tendencia a buscar, a seguir queriendo. El alba es esa luz que es promesa, que es quietud para nuestro interior. Es la más mentirosa de las mujeres hermosas. Nos seduce a pensar que los momentos pueden durar por siempre, cuando la realidad es que debemos disfrutarlos, saborearlos, allí cuando pasan. Y uno de esos momentos es el mismo alba. Pero esa realidad no deja de ser tal, y como tal, limita nuestra imaginación. Lo sublime del alba no debe engañarnos: la belleza existe, y hay que saborearla con todas nuestras papilas, en el momento, porque se escurre. Es una mujer, y le gusta jugar a la libertad. Le gusta seducir y escapar. Recordemos de nuevo esa mañana. Esa, la que antes recordabas y que ahora fácilmente volves a visualizar. Esa, la que tanto disfrutaste. Ese momento fue único, y por más que no dure por siempre, tal vez esa sea su función, y la de la aurora misma. Mostrar que la belleza es una amante apurada que hay que disfrutar siempre como si fuera la última vez... porque pronto viene la realidad a comenzar el día, y a aplastar nuestra imaginación... hasta la próxima salida del sol.

ALBA: Mujer hermosa que, con la futilidad de la noche y la claridad preciosa del día, nos seduce a pensar que ese descanso placentero del momento sublime puede durar por siempre fuera del recuerdo, provocando en nosotros esa tonta reacción de disfrutar menos el ahora debido a su carácter de pasajero...